Ziziphus jujuba Mill.
RhamnaceaeProcede de las áreas más orientales del Mediterráneo y de Asia. Las flores, amarillas, originan pequeños frutos rojizos y oscuros, comestibles, tanto en seco como en fresco y antiguamente con ellos se hacían confituras. Frotada en agua, la parte superior dulce y pulposa, se obtiene una especie de limonada rica en taninos, azúcares y vitamina C, muy utilizada en el África subtropical y el Sáhara. En Sevilla cerca de la calle Sierpes existió, hasta hace bien poco, una calle llamada azufaifo. El nombre de dicha vía rememoraba un ejemplar que, tras una vieja tapia, allí asomaba. Era uno de los árboles del jardín del médico sevillano Nicolás de Monardes. Un jardín tan hermoso como los bosques que vieron en México, Perú, las islas del Marañón (Maranhão) y la Florida, soldados como Pedro de Osma y frailes como Toribio de Benavente, y donde crecieron por primera vez en Europa especies americanas como la guayaba o el tabaco. Sin embargo, no uno sino dos azufaifos emparejados aparecen en el Alcázar, los cuales evocan otro recuerdo deseado, este recogido en el Corán, donde se relaciona al paraíso con el jardín y al infierno con el desierto. Un edén donde, habrá de cada clase de frutos dos especies, como si de un arca vegetal se tratase, y donde estarán los justos, los compañeros de la felicidad, entre azufaifos sin espinas, entre acacias alineadas, sombras extendidas, agua corriente y abundantes frutos que no estarán cortados ni prohibidos.